ilustrado por la autora
Elle est un art fondamental, comme son universalité, son antiquité immémoriale, les usages solennels qu’on en a fait, les idées et les réflexions qu’elle a de tout temps engendrées, le suggèrent ou le prouvent. C’est que la Danse est un art déduit de la vie même, puisqu’elle n’est que l’action de l’ensemble du corps humain ; mais action transposée dans un monde, dans une sorte d’espace-temps qui n’est plus tout à fait le même que celui de la vie pratique.
Paul Valéry, Philosophie de la danse, 1936
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Lengua extranjera
Lugar
En este espacio blanco entre el suelo
y mi frente
cruzan hordas de palabras
Nos preguntamos sobre
lo que la vida
de este envoltorio
vacilante
es
a duras penas
La ventana me muestra
un paisaje
de cúmulos latentes
y el cielo fuera un mar arrepentido
Qué sería de mis pasos
sin esa obsesión
por ganar un minuto
al huracán que se aproxima
Qué sería de mi risa
El pasatiempos de mi alma
se instala
en un tragaluz
Aún no es la hora
ni es el día
Mis antepasados se asfixiaron
en su promiscuidad
siempre
demasiado cercana
a mis inapetencias
Busqué el color de otra sangre
distante
Y la encontré
Desnuda
Imperfecta
ella
yo
Mi caudal
se balancea
en un muelle
sin falsas despedidas
Desde el otro lado de los ecos
un nombre me despierta
Fluido
Abismal
Hoy
después de los consuelos
pegados tozudamente
al interior de mis cajones
me arrepiento
de que el tiempo de mi parca biografía
haya sido hasta hoy
un minuto de alivio
una breve pausa entre las máquinas
En el centro de una mesa
alguien apoyó su mano
y de su palma
se desprendió
un pequeño bolso
de polietileno
semicerrado.
Tenía unos ramitos de mirto
que irían a aliviar
el orzuelo de una mujer
Una luz incandescente
irrumpió en la sala oscura.
Una hoja de mirto
se apoya
en un párpado
cansado
que se abre
se cierra
se ilumina
Las escenas
acumuladas
sin
ton
ni
son
no nombran nada.
Este exceso de escenas
le pesa a ella
en su párpado
semicerrado.
Se trata de una larga serie
de rostros
gritos
puños explosivos
silencios
huidas
distorsiones
sin punto de encuentro
ni punto final.
El párpado
cerrado
bajo una hoja de mirto
se alivia.
Parquedad
Una lapicera
Pilot V5
hi-
tech-
point
reposa
hermética
en el fondo.
Se evitan por fin
una caravana de adjetivos,
una firma ilegible,
una solicitud ,
tres conjunciones
que no unen nada
a
nada.
Un cierre
relámpago
anuncia
la clausura de todas las disculpas
- ya no hay tinta,
las sílabas se esfuman-.
La benévola ausencia de palabras
deja
su marca.
Paso la música al prójimo
y las secuelas del vértigo
en mí se quedan.
El vértigo
de la sintaxis universal
no permite
digresiones.
Mi cabeza
danza
Danzan
los buenos propósitos
los petardos confundidos
Danza la taza de té
y desliza
su tibieza
hacia el orificio de la pileta
en una cocina luminosa.
Danzo yo
en el recinto de un festejo
imaginario
Lengua extranjera
Sigo escribiendo
de derecha a izquierda,
dividida mi hoja en dos
y separadas ambas caras
por
una
línea
ver
ti
cal
como la lluvia
que se aleja.
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Hoy celebramos
la fiesta de las primicias
en un parque forestal
en el valle de la diosa
Las coníferas crocantes
sobrevivían
junto a las ortigas.
Un árbol inclinado
por los abusos del viento,
una mesa
escondida entre las rocas
y un cielo
corrigiendo su azul,
pronunciaron
la leve ceremonia.
Había una cierta sequedad
como la de aquél
que ya lo dijo
todo
y no espera
la respuesta.
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Bruma
A mi padre
- I -
Unos pasos
olvidan la distancia
y no se animan ya
a abandonar el suelo.
Agitados, pequeños
Pero solos
Desorientados
hacia la noche
que aún
no llega
Nadie te pregunta nada ya
Y si te pregunta
jamás te entregará
la medalla ansiada
Esas medallas
ya no existen nunca existieron
y los méritos
que tú anotabas
ese algo
digno de mención
jamás
rozó
tu vida
Y todo siempre fue poco
y lo que hay
se confunde ahora
entre lo que tú te imaginabas
y el eco titilante
La promesa de los cuadros
de nuestro estrecho corredor
-un puente
y una itálica colina -
tampoco se cumplió
Los preparativos
Los pisos encerados
seguirán contando los minutos
de una rugosa expectación
Mis pasos se parecen
a mi caligrafía
y a otras contundencias
Otro código genético
dictó mis rasgos
¿A quién me parezco?
¿Quiénes son los padres de mi alma ?
- II-
Tus pasos ya no llegan
Tu memoria
de colores inútiles
se despeña por un árbol que no crece
Todo es tardío y hostil
en el seno de un hogar
de lejanías
¿Dónde está mi clan?
Por qué
esta orfandad
esa pradera perfecta.
Una irlanda me implora y yo aquí
ajena
superando el jamsín*
en la sequía de los ojos
¿Con quién debemos morir?
¿Con quién debemos vivir
hasta que todo sea cierto?
* sirocco en el Medio Oriente
La espectadora
to live a vicarious life is to be hardly alive
homenaje a las telenovelas y a la mirada ajena
1
¿Sabes acaso
¿Sabes acaso
qué llevas en el vientre?
¿Estás segura de que puedes responder por cada nota
cada célula
cada sonido
cada partícula de oxígeno
que se vuelca
hacia la sangre apresurada?
2
La espectadora ignora por momentos
los cuadros del transfondo
Los colores acariciantes
La pasión imperceptible
enternece el rigor de la pregunta
La espectadora presencia
la aparición de los ángeles.
Un paraíso cercano se le anuncia.
Su mirada se topa
con el abrazo conciliador de la vejez
La heredera ríe a carcajadas.
La heredera es paupérrima
Su mirada
en el momento de la revelación
esconde otra incógnita.
3
Hay dos elegidos
Y alguien que mira
más allá del horizonte.
Tal vez sea ella la elegida
Ellos se detienen por un instante
La observan.
Sin convicción
un hombre señala
el aquí
y el ahora
¿Es éste acaso
el momento sublime,
el final de todas las búsquedas ?
4
Alguien da las espaldas y mira
a dos cuerpos que se abrazan
¿Quién abraza
y quién ama?
Alguien grita a los cuatro vientos:
¿Dónde está la vida?
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La vida del otro lado del cristal
arde
Mientras nosotros
desde este punto
de vista
nos reservamos
la opinión
Aquí
todo
es
silencio
5
A veces las fuerzas
son dos paralelas mudas
La lucha no es fácil
La convivencia del cuerpo
con aquella pregunta jamás respondida
asfixia
Una mujer entera capta la cuestión
con una indiferencia vertiginosa
Las fuerzas del mal y del bien
corren
parejas
6
Parafraseando a Alfonsina
Te diré, si preguntas,
que me hundí en el fondo del mar
que tanto deseaba.
Ven,
mi príncipe desdibujado
Copularemos
en las aguas atónitas.
El remolino arrancará
la quemazón del corte
que trozó nuestros cuerpos
día
tras
día
El sedimento de nuestra súplica repite
un signo de piedad
7
Ojalá que el guión de nuestros días
transforme en pan
los gestos de traición
Ojalá nuestra lengua anhelante
dé a luz
otra vez
la pulpa
sobre la sábana exhausta
8
Soy la Otra
La que sabe qué hacer
y cómo amarte
Si hay en este universo
un vuelo inmenso
un interrogante
que desvirtúa la cerrazón de tu chaqueta
ésa soy yo
Pero tú
eres el eterno aprendiz
de la amante soez
y de la mujer pía
Por siempre jamás conservaremos en formol
el refugio de la música prohibida
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Cercanías
Quién cuenta los años de esta luz
Esta luz
jamás
se acaba en nuestros hombros
Y lo que creíamos un halo
alrededor de nuestra calavera
era la neblina
de una pequeña confusión
Una respuesta inconclusa
El meridiano de otra voz baja
tortuosamente
por el hilo de las vendas
Alrededor de esta hora
mi hijo llegará
de una escuela donde perdió la fe
y ejerció una memoria futil
Mi consuelo lo espera
entre los platos sucios
y el improvisado manjar
Estoy aquí
para decir que el tiempo
no es lo que parece
El tiempo es
siempre
un perfecto desconocido
en las vísperas
Y debo convencer
a esos ojos
de que las maldiciones
no se repiten
De que los cuchillos
son la etiqueta
de una tibia operación
Debo convencer a mi hijo
de que las venas se salvan
Aunque la sangre se dilapide
en ceremonias vanas
Hay un hambre urgente
que nunca alcanzo a consolar
en los demás
en mi cocina
en mi piel
en la rojez de las linternas
Manjar ausente
Ya mis hijos me anuncian
otra boca menos
Otro plato sin el líquido invernal
Qué palidez uniforme se instalará en la hondura de los platos
Dónde está la Doncella la Reina de la Noche
el Abrazo
verdadero
de las hadas
Las aguas subterráneas
suben y distraen
a transeúntes confiados
que hasta aquel instante
veían
un solo
desierto
irrevocable.
El campo
visual
cada vez más estrecho
obliga a los paseantes
a llegar al estanque
solo
con el hilo
de la voz.
En el fondo
lo que la ruta dispensa
es
un
único
hilo de luz.
Una fila de olmos declara:
hasta aquí los territorios,
desde aquí
las semillas en espera.
La cerrazón de las carpas
no abriga telares
ni íntimas sospechas.
Aquí
la perpendicularidad de las cortinas
amengua toda rigidez.
Somos invisibles y hermosos.
Nos desplazamos con la maestría de las raíces
Hasta que el muro detenga nuestra prisa.
El jardín de fuego
es el lugar intermedio
entre la breve lluvia de la ducha
y la sequía
Cuatro mecheros
Tres almas
Un horno
Unos víveres fríos en el mármol negro de aquí
aguardan
con esa impaciencia silenciosa
que estalla en los hombros
Es el momento del almuerzo
Un sábado
Un invierno dócil
Una familia
Homenaje pueblerino
homaggio al mio paese
Miramos nuestra epidermis y no buscamos
aquellas risas fingidas
en el carozo de un jardín
o en la hostilidad de la penumbra
Ni el gesto de lenta incredulidad
que
se
repite
después de los magos
Tampoco una sorpresa
Otra sorpresa
Un asombro
pequeñísimo
Tampoco se trata de salvar
la carcajada de un monje
ilegible
de Shaulin
Buscamos el caudal
en la mitad de este aire
limítrofe
En el medio oriente otoñal
se declara la catástrofe
en la mitad filosa de un azul
Con sal
entre
los ojos
Esta sequía se expande
en las estrías de una masa
sin futuro pan
O en un rostro de vejez intermitente
Tampoco queremos la risa
escandalosa
de un falso maestro de la vida
Lo mejor será
mirar desde este balcón
Sacar la cabeza
El cuerpo
Más allá de la nube apelmazada
Reclinarse casi sin cuidado sobre la baranda y el óxido
y creer
que ese cuarto menguante
esa espléndida estrella
fulguran
con un propósito milenario
Quizás la boca cuelgue su secreto
entre las ramas
in crescendo
El árbol
La luna
rozan el mantel de mi salón
Alguien marca aquí
los años ilustres
de una posguerra ajena
Este piso y estas calles son
mi Adrogué inasible
un atardecer ardiente
entre almohadas
Hay un eco
hacia el bosque
adivinado
en los diluvios de la infancia
La melancolía me arranca hacia el desierto
La arboleda se busca las raíces
a la hora precisa
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En la alfombra de mis sueños hay letras ondeantes
En el arcón de las madres
estalla aquella frase
otra vez:
el cielo es un amor que no regresa
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subjuntivo del deseo
El cuerpo ya no es el obstáculo que separa al pensamiento de sí mismo, Guilles Deleuze, La imagen-tiempo, Estudios sobre cine 2, l985
Mi pie descalzo se resguarda de la intemperie
La intimidad entre el suelo y mi planta
me seduce
una vez
más
Quizás una canción se deslice por mi escote y me haga
feliz
Las frutas
maduras
azucaradas en su fe
atesoran el instante
Un bolero de Luis Miguel estalla en mi matriz
y llama
a mi alma gemela
Cómo se llaman los huesos cuando el dolor los acorrala
Cómo nombrar la sutileza de los músculos
en la lentitud de la canción
que repetimos
y convertimos
en historia
Una historia que existe
para borrar el hiato entre los ojos
Este verano repara las secuelas de un tejido conectivo
que no une nada a nada
Todo en este pequeño continente de la epidermis
qué significa
a la hora de las letras
Firmes y obstinados
en la asfixia
Dibujo sin sentirlo
el microcosmos de un sendero
Aquí está mi eternidad
Vipassana
La meteorología de los momentos tenebrosos
se enrosca en el césped
como un cielo encapotado
como un puercoespín
para sorprender
nuestras plantas
sin aviso previo
como un clavo
como una diminuta crucificción
Dónde está
el dios de las sorpresas
la diosa de las madrugadas tenues
dónde está la combinaison de mis rodillas felices
la danza
fotogénica
y la
voz
tan
radio
fónica
de los placeres parapetados
en las yemas
Ahora,
en cambio,
son mis yemas las que buscan
en el teclado
algún nombre
algún timbre
alguna señal
El silencio no se rinde
Un río veloz
mide su caudal
y huye del paisaje.
Las aguas surgentes
calman la zozobra
de mis sílabas
Busco
por fin
el conquillage
de un acuífero sereno
Intempestivamente
se nombra
el festín postergado
el manjar más reciente de las hadas
mi campanario se desnuda
un lago se acerca
la diosa descalza
se pronuncia
Rozo con júbilo
la danza de las vidas.
Danzo
Aunque sé
que la vida no tiene plural
y siempre es
Una
Sola
Intransitiva
Las arañas
se deslizan
debajo de mis sábanas
y la garganta
devora el almidón
En lugar de gritar los nombres
escondí mi mano
jamás tiré la piedra
Ahora mi lengua arde
Mi cuerpo arde
Me abrazo
Busco el revés de todos los anuncios
y no encuentro ningún hermano
en mi trémula
página
de vida
Reescribiré mis datos personales
hasta que el aroma de mi amanecer
se parezca
al pan
al árbol
a esta caminata
que me salva
Estos pasos míos
rozarán
ladrillos
lajas
Este será mi trayecto
Un día
cuando llegue el momento final
entre mi cuerpo y las rocas
volveré al temblor azul
de mis cavernas
Ese será el canto a otra soledad recuperada
Mi amante para siempre
nunca se va
nunca
se va siempre
se me queda
en las preguntas
en la ventana colmada de murciélagos
y en ese aroma
tan nuestro
que incita a los perros mordedores
Mi amante está aquí entre mis faunas
y esta tortuosa línea blanca
Desde los cielos
y en mala compañía
piensas en mí
Te canto lo peor de todo el shmaltz
Dedico a un dios inhóspito
atisbos de carcajadas
en estaciones
sin tren
y sin nomenclatura
Somos colegas en las calles pequeñas de la voz
en el condado azul e interminable
que comienza en las bocas de tormenta
en labios de tormenta
y acaba
entre las flechas del indómito reloj
Abandona los lastres de tus culpas
Grita tu desverguenza a los neumáticos
Las horas minúsculas borran
los menús suculentos
las penitencias
El apetito transatlántico nos invoca
Nuestras vidas se atragantan
en los amaneceres sin vigía
En la Plaza Mayor
todas las vírgenes me observan
Las islas me acogen en su largo seno
de espera gris
Ahora todo es
el hilo de una seda
un azúcar bobo y feliz
el viento de otra fe
Somos una sola isla sonora
Yo, la sirena feroz
Tú,
un Ulises cordial
y volcánico
temblando de delirio
La carrocería del regreso
te invade las costillas
En el punto preciso que separa a la piel de los metales
quiénes seremos
Cuál será el rostro
de nuestra mirada última
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